Al entrar (por fin) en el recinto, lo primero que pudimos apreciar fue el lleno absoluto de la barcelonesa sala Bikini. Un expectante público con edades comprendidas entre los 60 y los 20 se apretujaba en la sala mientras disfrutaban de temas de David Bowie, de la mano de los Aladdin Spidders.Apenas escuchamos 3 canciones de este grupo, que nos sirvieron, a nosotros los rezagados, para ir calentando motores. Una cervecita y con mucha habilidad nos abrimos paso hasta las primeras filas, cerca del escenario. Despedidos con una gran ovación, Aladdin Spidders daban paso a la siguiente actuación, que fue presentada por Oscar Barón, cantante que actuó el día anterior en la misma sala con su grupo, los Scarelvis Band, tributando a Elvis Presley .
Aunque a estas alturas de su carrera, Abbey Road no necesitan presentación, era necesario ganar algunos minutos entre actuaciones, para dar tiempo a los técnicos a cambiar instrumentos y demás. Oscar lo hizo con tanta simpatía que el público no hacía más que gritarle “Canta, Elvis!”.
Entonces llegó uno de los momentos más esperados de la noche, entraron los Abbey Road, los quintos mejores imitadores de los Beatles del mundo y los primeros españoles de una larga lista. Empezaron con “I want to hold your hand” y hay que decir que lo bordaron. La banda, que consiguió teletransportarnos sin dificultad a los años 60, en algo muy parecido a lo que debió ser un directo de los inolvidables Beatles, interpretó también “All my loving” y remataron su espectáculo con “Taxman” , una canción que quizás es menos conocida, pero estuvo interpretada con tanta exactitud, tanto de voces como de música, que consiguieron hacer vibrar hasta a los que no la conocían, total, que toda la sala acabó haciendo palmas y bailando al son de los de Liverpool. Al terminar contaron de nuevo con la presencia de Oscar Barón, que ante los gritos de “Canta, Elvis!” cantó un tema del rey del Rock, acompañado por los Abbey Road.Cuando se despidieron, y como había que hacer algo de tiempo, Oscar Barón, ante la insistencia del público, se marcó una capella con el mítico tema “In the Getto”, que caldeó aún más el ambiente de cara a la siguiente actuación.
Crazy Diamond cerraron el concierto interpretando entre otros, el mítico tema “Money” , de Pink Floyd, y nos dejaron prácticamente sin aliento al interpretar otro tema con una intro de ¡Casi 10 minutos!. Para mi gusto, para que la actuación fuera redonda, sólo faltó que tocaran la archiconocida “Another Brick In The Wall”.
Al terminar Crazy Diamond, fue cuando nos dimos cuenta que nos habíamos perdido las 2 primeras actuaciones, y aunque nos dio rabia no haber podido disfrutar de The other Doors y Crazy Horse, nos quitó el mal sabor de boca el altísimo nivel del concierto que acabábamos de presenciar, que destacó por el respeto y la admiración con el que los artistas emularon a su ídolos, así como por el increíble parecido con los originales, logrando convertir la noche en un brillante espectáculo repleto de acordes míticos en la historia del Rock and Roll.
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